En septiembre, la vida cobró su ritmo habitual y Milán se vistió de gala para enseñarnos —con algo más de un año de retraso— que la normalidad se está asentando permanentemente. Sus múltiples instalaciones, eventos y galerías han proyectado un horizonte de actividad sostenible non stop, abierta al diálogo y a la problemática actual. Aunque la sociedad se detuviese, el empeño por crear y seguir progresando nunca ha abandonado la mente de firmas y diseñadores.