Frente al colapso no queda más remedio que prepararse. Mientras que J.G. Ballard lo ilustraba con palabras en sus novelas catastrofistas, la segunda edición de la bienal Mayrit lo hizo a través el diseño. Josep Vila Capdevila junto a la galería Il·lacios se presentó resacosa, clasista y punzante. Una reflexión instalativa que convirtió las botellas de vidrio en la materia prima más preciada.