La María Antonieta del siglo XXI vestiría futurista, pero sus alcobas serían pura opulencia bañada en cristales, espejos y un gran despliegue de color. Una sensación similar es la que se recrea en la nueva sede de Swarovski en Shanghái, en la que somos testigos de un nuevo rococó. ¿El objetivo? Subirse a la nueva ola de diseño retail en la que el producto ya no es el único protagonista, buscando originar nuevas experiencias de compra.