Repollos, calamares, lenguas de vaca, berzas, nabos, gambas, centollos, langostas… No es la lista de la compra, sino los elementos que Filippos Tsitsopoulos —artista griego afincado en España— utiliza para componer las máscaras que usa en sus performances. De entrada, creemos que es una suerte de Arcimboldo en tres dimensiones, un hombre que parece transformarse en naturaleza. Un ser hecho de otros seres vivientes, animales o vegetales, con un punto siniestro que ya está presente en los retratos del pintor renacentista, pero que, en este caso, va más allá.