El cine empezó a impregnar muy tempranamente los intereses de los arquitectos. Como señala el historiador Andres Janser, “cuando el celuloide entró en el mundo de la arquitectura, fue reconocido como un elemento útil para una gran variedad de categorías de intención”. El campo del documental constituye desde esos inicios, y hasta hoy, un territorio clave desde donde pensar esta disciplina.