Ya fuera como conservante o como condimento, la historia del ser humano es también la historia de la sal. No hay día desde entonces que no hayamos usado el cloruro sódico. Y, sin embargo, qué poca importancia estética le hemos dado, qué pocas las loas a su belleza desde el mundo artístico. Motoi Yamamoto desestima esa idea y emplea este regalo natural como pincel, como lienzo, como inspiración.