La ciudad nunca ha sido para el verano. El ruido, la contaminación y
el ritmo frenético parecen haber impedido el completo descanso de aquellos cuya
ambición es desconectar llegado agosto. En los años 60, durante el Desarrollismo, se dió un boom
de sol y playa; y ahora, que las costas están abarrotadas y se sortean los
metros de arena, se le pasa el testigo a otro medio natural: el campo.
Nuevas experiencias y formatos es lo que prometen Eva Albarrán y Christian Bourdais, creadores de Solo Galerie. Con sede en París y en Madrid, pusieron en marcha Solo Houses, proyecto que llevaba la marca a la comarca del Matarraña, zona también conocida como la Toscana aragonesa. Lejos de ser algo modesto, el trabajo reúne, nada más y nada menos, a diez de los estudios de arquitectura más innovadores del mundo, a lo que se le añade una total y completa carta blanca como briefing. ¿El resultado? La mayor colección de arquitectura de Europa: espectaculares villas, un hotel y obras de arte rodeados por 100 hectáreas de reserva natural, que cuentan con el patrocinio de USM Modular Forniture, el paisajismo de Bas Smets, la visión arquitectónica de Smiljan Radic y la dirección artística de Han Ulrich Obrist. Turismo cultural de gama alta: la búsqueda de una experiencia inolvidable entre colores tierra, almendros y olivos.
De la totalidad de las diez viviendas proyectadas, dos son ya
habitables: la Casa Office y la Casa Pezo, mientras
que el resto se unirán al conjunto a partir de septiembre de 2019. Sin embargo,
aquel que se acerque a la zona y quiera visitarla, sí puede encontrar completa
la exposición que, a cielo abierto, recoge a un grupo de nueve artistas
internacionales bajo el título Summer Group Show. Ugo Rondinone se encarga de convertir lo natural en
artificial a partir del color, mientras que Olivier Mosset entiende el patrón repetitivo y neutro
como objeto de capricho allá donde reinan las formas orgánicas. Lo de entender
la escultura como monumento regresa con Fernando Sánchez Castillo: congelar en
metal elementos cotidianos es un buen método de rescate.
Y así una colina tras otra: una pieza aquí y otra allá. Una estructura laberíntica de piedra de Cnido, un concierto de campanas que recuerdan el desierto de Atacama, la lectura de una escultura. Héctor Zamora, Christian Boltanski, Peter Bownsbrough. Una valla publicitaria que reúne antagonismos, un monumento arquitectónico como oda a lo sentimental, una vaga columna convertida en obelisco decorativo. Ivan Argote, Barozzi Veiga, Pezo Von Ellrichshause. Un desafío a la percepción del espacio, del entorno y de la noción de la sala de arte; la que será un lugar de experimentación y encuentro en vez de un cuadrado cerrado. Una exposición que durante seis meses será una celebración de la liberación del espacio expositivo.