Para un arquitecto, probablemente uno de los mayores retos sea diseñar su propia casa. Joaquín Torres, del estudio A-cero, ha ideado una vivienda donde interactúan formas curvas y ángulos rectos. Una construcción que, además, ha hecho del agua un elemento arquitectónico.
El estudio A-cero, dirigido por el gallego Joaquín Torres Vérez, ha sabido proyectar, desde sus inicios, una arquitectura audaz y realista, capaz de establecer un vínculo emocional y directo con sus clientes. Inicialmente A-cero destacó por sus viviendas unifamiliares que, poco a poco, fueron ganando adeptos entre personalidades relevantes de nuestro país: son muchos ya los políticos, deportistas y celebridades que se han rendido a la fuerte personalidad de esta arquitectura. Ahora el estudio desarrolla importantes trabajos internacionales. En el Emirato de Dubai, por ejemplo, destaca el complejo residencial y turístico denominado The World, mientras que en La Romana (República Dominicana) se está construyendo un exclusivo resort. El trabajo de A-cero abarca también la línea de mobiliario y los sofisticados paisajismos con que se completan los proyectos.
Recientemente, Joaquín Torres se ha enfrentado al reto profesional y personal de construir su propia casa. Localizada en la madrileña urbanización de La Finca, la vivienda resume y avanza en la evolución del lenguaje del estudio y deja clara su pasión por el mundo del arte. Es por esto último que el domicilio ha sido concebido como una gran escultura uniforme, de color gris oscuro que, colocada sobre un pedestal blanco, consigue mimetizarse con los relieves suaves del entorno. Una vivienda que acepta el arte como una parte de sí misma.
Exteriores. Casa A-cero en La Finca
Sinfonía de volúmenes
Desde la primera impresión, la construcción presenta claramente sus intenciones: formas arriesgadas y estilizadas, que gracias a un sutil manejo de la curva, la emparentan armónicamente con la parcela sin renunciar a su marcado carácter moderno. Dominan los volúmenes horizontales, que se van superponiendo en capas, a partir de un sótano parcialmente visible, formando estratos que parecen emerger naturalmente del terreno. Esta visión se subraya con el tratamiento de las fachadas, donde se han utilizado muros de hormigón coloreados en un tono oscuro y texturizados con geometrías regulares que recuerdan formaciones pétreas. El manejo de un lenguaje capaz de integrar características del entorno natural dentro de un discurso arquitectónico contemporáneo, es una de las características de los proyectos recientes del estudio, donde se nota claramente la influencia de artistas como David Nash, y, en general de la escultura minimalista y del land art.
Aprovechando a su favor la pendiente, la casa de Joaquín Torres rentabiliza las vistas sobre el cuidado paisajismo: espacios verdes repletos de fauna autóctona e impactantes lagos azules de bellísima factura. De estos lagos, el arquitecto obtiene la inspiración que le lleva a conceder una gran importancia al agua. “Las cubiertas de la casa, afirma Joaquín para REM, se inundan para conseguir una continuidad con el elemento común del agua: comienza la visión en las cubiertas, pasando por la piscina exterior y terminando en el lago”. De hecho, el proyecto es un conjunto empático entre la orografía, el diseño escultórico y la luz, de cuya combinación resulta una vivienda serena y armónica.
Interiores. Casa A-cero en La Finca
Estrategias interiores
El esquema exterior también se sigue en el interior. El color marca y separa estancias: en la planta alta y baja las paredes son de color gris y en el sótano, de color blanco. La calidad del diseño se logra a través de la elección de materiales: hormigón en fachada y suelos cerámicos. “En el interior destaca el profundo estudio de la luz y la orientación de las estancias para un mejor aprovechamiento energético, regulando la temperatura y creando circulaciones de aire que refrescan las salas” explica Joaquín.
Los interiores logran una gran riqueza espacial gracias a las diferencias de alturas y a la volumetría particular de algunas de las estancias. En la planta baja, destaca el vestíbulo principal, situado bajo una cubierta curva que añade un punto de grandeza al espacio, desde donde se reparten los accesos al salón, comedor, dormitorio principal, vestidor y cuarto de baño anexo, gimnasio, piscina interior, cocina y office. En la planta alta se ubica una zona de estar de forma alargada y cubierta curvilínea, que disfruta de una excelente luz natural y vistas sobre el entorno. El sótano está dedicada al ocio y a la salud, y acoge los siguientes espacios: txoko, cuarto de juegos, vestuarios de la piscina exterior, chill out, cuarto de masajes, sala de cine, bodega, gimnasio, trasteros así como la zona de servicio y las instalaciones de toda la vivienda.
Siguiendo con la línea de otros proyectos del estudio, los espacios de la casa se liberan de columnas y otros elementos que puedan interrumpir su continuidad. En los suelos se utiliza gres porcelánico techlan blanco de gran formato y los baños van revestidos en chapa de aluminio lacado de color blanco también. Las ventanas se tratan como paños completos de cristal, creando una mayor relación entre el interior y el exterior, y las terrazas se convierten en prolongaciones naturales del espacio. Destaca el amplio ventanal del salón que, al ocultarse, permite que esta estancia quede integrada totalmente en la terraza. Nuevamente, continuidad y relación exterior-interior.
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