El creador de la música atonal, Arnold Schönberg, decía que las claves mayores y menores —que expresan la alegría y la tristeza— no bastaban ya para transmitir el desconcierto del siglo XX. Cien años más tarde, pareciera que los lenguajes conocidos tampoco alcanzan para hacerlo con el espectáculo en que se han convertido nuestras emociones. Ese es el foco central de la obra reciente de Push 1 stop, seudónimo de la artista digital canadiense Cadie Desbiens-Desmeules.