Si lo pensamos con detenimiento, los mayores avances en el desarrollo de la humanidad, parten de la iniciativa de personas pertenecientes al colectivo de la diversidad funcional, que impulsados por su afán de superación, aportan soluciones geniales a problemas complejos. Por ejemplo, el sistema de lectura y escritura para la discapacidad visual, de Lois Braille o Wanda Díaz-Merced, doctora en astrofísica y ciega desde su juventud, que trabaja en el Observatorio Astronómico de Sudáfrica donde “escucha a las estrellas” mediante un proceso denominado “sonificación”.