TOMO —amigo en japonés— es el coche desarrollado por los alumnos del Máster en Diseño de Automoción del IED de Milán, en colaboración con Honda, la compañía japonesa. Un vehículo a medio camino entre un dispositivo inteligente y una herramienta de movilidad que se adapta tanto al ritmo urbano como a la necesidad de huir al campo de vez en cuando. Su nombre pretende transmitir la idea de un fiel compañero de vida que cambia con nosotros. Una nueva generación de automóviles empáticos a los que intentamos dotar de cualidades emocionales a través de la tecnología y de una línea de diseño donde predominan las curvas. Los que imaginaban un futuro puntiagudo estaban equivocados.